De nuevo la luna en alce, la luna de ambos, luna misteriosa y astuta, luna descarada y desvergonzada. Una noche más por delante, sin expectativas, sin presentimientos, una noche vacía como las demás.
La herida en el corazón la hace suspirar, algún día volverá y ella lo sabe. ¡No estará lejos para siempre! Y cuando vuelva ella estará para darle un abrazo y recordarle cual es su verdadero hogar.
No es momento de que la locura la consuma, locura estúpida, esa que todo el mundo posee y de la que muy pocos se libran. Locura que la ciega, locura que la aparta.
Aunque lo añora sigue adelante, la luna ilumina sus pies, ella sigue su camino, corre hacia el horizonte, corre para él.
Corre para traerle la prueba que le prometió, no llegará allí con él pero llegará sola aunque nunca abatida. Le traerá una estrella. Una nueva, diferente pero igual que la suya. Y cuando el vuelva verá que fue feliz, encontró la cara que la luna a nadie deja ver, resolvió sus misterios y fue libre, voló hacia el horizonte...aunque regresó.
No le dejaría atrás, él había sido su pasado y sería su futuro.
Agarraría su mano y le mostraría aquellos sitios que nadie había visto nunca, le haría disfrutar, como hombre y mujer a la par. No necesitaría nada más y al final moriría en paz.
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