Detrás del objetivo de la cámara todo era más bello... las sombras tenían vida, los papeles volaban, el viento cantaba.. la lluvia golpeaba los cristales del ático de manera atroz pero eso a ella no le importaba...ciertamente..le gustaba.
Su tez blanca resaltaba gracias a sus ropajes negros y su larga melena...han pasado muchos años desde la última vez que ella estuvo allí, la capa de polvo es cinco veces más gruesa que antaño, gracias a eso y a los relámpagos el ático parece estar pintado de blanco y negro, como una película de terror antigua.
Le gustaba, para que negarlo...le encantaba. Pero...algo faltaba en aquella habitación, ¿qué era, Lidia? Intentaba hacer memoria de su niñez pero solo conseguía ver enormes lagunas de recuerdos en blanco...¿qué pasó con esos recuerdos olvidados?
Una fuerte ráfaga de viento entra por una rendija en la pared levantando la sábana que cubría un enorme bulto. Era su tocador. Tiró de la sábana para dejarlo al descubierto, no había cambiado nada, estaba intacto...con algo de pena se miró a él, el reflejo que le devolvía dejaba mucho que desear de aquellas risas de antaño.
¿Risas? En ese momento su cerebro pensaba con rapidéz, tardes de risas con alguien...¿con Bertha? ... no no... ¿con Betany? ... no...con...él. Abrió de forma exagerada los ojos. Quería recordar aquella figura másculina que pululaba en su pensamiento y que no se dejaba mostrar.
Era...¿un duende?..quizás por eso iba tanto al bosque...no no...era...¿un caballero?... no no... nunca le habían gustado esos ideales de altivez...quizás...¡un zombie!.. en este momento de su garganta salió una sonora carcajada que quedó amortiguada por los truenos de fuera.
Era mi principe...el que me hacía sonreir...no no.. era mi bufón...
Justo en ese instante el espejo del tocador comenzó a brillar y dentró de la cabeza de Lidia comenzaron a aflorar millones de recuerdos de su infancia, juegos, risa, diversión....
-Beetlejuice...
Fotografías, bichos, bailes...
-Beetlejuice...
Paseos, canciones....
-Beetlejuice....
Una risa se dibujó en su cara al ver frente a ella al fantasma, él no había cambiado...el mismo traje...el mismo pelo....la misma sonrisa....
Y todo comenzó allí donde justamente veinte años antes...había terminado.
