Ella le hizo una promesa
y nunca jamás la rompería.
Como el fluir del agua, así sería su vida, una promesa gritada al viento, una promesa susurrada al oído. Estaré aquí esperando tu regreso. Nunca le fallaría.
Con la protección adecuada volvió a caminar hacia delante, no dejaría que nadie impidiese que cumpliera su promesa, era el momento de aguardar al futuro, vislumbrando una vida mejor.
Las manos que un día se entrelazaron hoy lloran separadas, les queda camino por recorrer, será duro pero lo aguantarán.
El recuerdo de sus encuentros furtivos los hace fuertes, los pequeños detalles los hacen invencibles. Un colgante y un libro. Con ellos son inmortales.
El reflejo de un beso se dibuja en la luna, el destello de una caricia, el fulgor de un abrazo. Allá donde se encuentren ella siempre les servirá de guía, les recordará donde está su sitio y donde a quien deben amar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario