viernes, 20 de enero de 2012

|Historias de la vieja Roma|

Lágrimas desbordaban el rostro del gran Tiberio Claudio Nerón, ¿por qué debía soportar el esa injusticia? Abandonar a su mujer, era el deber, desposar a Julia Maior, era la obligación.



También Claudio Druso por amor lloró , no por que se lo quitaran, si no por que la vida poco a poco se le escapó. Antonia le lloró, hasta el día de su muerte, que a él le dictó: perdóname Claudio Druso por hacerte esperar, soy yo la que te busca, Antonia, tu amor.





|El pueblo romano se reía de Druso y de Nerón, no por feos y malformados, si no por su imprudencia ante el amor|

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